miércoles, 14 de diciembre de 2011

Asertividad

Empezando por definir la asertividad, podemos decir que es la capacidad o habilidad de expresar nuestras ideas y emociones (nuestra posición sobre un tema o situación) sin necesidad de agredir a los demás, ni de sentirnos agredidos. Es un herramientas muy utilizada dentro del repertorio de las habilidades sociales y suele ir muy vinculada a la empatía.

Dicho así, parece fácil.Veamos algunos ejemplos prácticos y su nivel de complejidad:
En cada caso, ¿qué haces? ¿no le das importancia y no dices nada o expresas tu disconformidad?
1- Cuando pagas en una tienda y te devuelven dos o tres céntimos de menos.
2- Cuando una persona mayor se cuela en la cola del supermercado descaradamente.
3- Cuando vas a comer a un restaurante y pides la carne (por ejemplo) al punto, y te la traen muy hecha.
4- Cuando tu pareja te pide que vayas a comprar, pero ese día no tienes ningunas ganas.
5- Cuando en el trabajo alguien se atribuye el mérito de un trabajo te cae una bronca por algo que no es tu responsabilidad.
6- Si un amigo te pide que le dejes tu coche, pero tu sabes que va a volver con algún desperfecto y no quieres dejárselo.

Si te parece que se repite con más frecuencia la respuesta del tipo "no le doy importancia", "siempre depende de la situación", "nadie me va a escuchar", "no sirve de nada quejarse", "no voy a dar la nota, siendo yo la que me queje", quizás deberías pensar que no eres una persona muy asertiva.

Pero la pregunta es: ¿y eso es malo? como muchas cuestiones en psicología no son ni buenas ni malas, sino que depende de cómo te haga sentir a ti.

La asertividad es una herramienta que se utiliza para poder hacer frente a situaciones sociales en las que uno se siente amenazado, cuando invaden su espacio, su dignidad, su persona. Ante esta amenaza hay diferentes formas de reaccionar que varian en una escala donde sus extremos son la agresividad o la pasividad. Diríamos que el punto medio es la asertividad.

La asertividad nos servirá para expresarnos de forma directa, sincera y sin necesidad de agredir al otro, en situaciones incómodas, o que realmente vulneran nuestra integridad. Hay varios aspectos que se tienen en cuenta para poder expresarse de forma asertiva:
- Es muy útil utilizar alguna de las técnicas asertivas como el disco rayado, la claudicación simulada u otras, porque te posiciona en una respuesta clara y te facilita defender esa posición sin agredir al otro.
- Si se reconoce la parte de razón que tiene el otro, aunque se mantenga la propia posición respecto a un asunto, la otra persona reaccionará positivamente, reduciendo el nivel de agresión.
- Si el nivel de agresión no disminuye, nuestras creencias, prejuicios, valores deben ser firmes y respaldar las ideas que todos podemos equivocarnos, que tenemos derecho a cambiar de opinión, que nuestra opinión es importante y debemos expresarla adecuadamente, que nadie debe considerarse con derecho a humillarnos, que tenemos derecho a decir no, que tenemos derecho a pedir ayuda, que nuestro tiempo es tan valioso como el de los demás, tenemos derecho a no sentirnos culpables
- Hay que tener en cuenta que tenemos derecho a elegir si queremos ser asertivos o no.

¿Sabéis con que emoción conecta la asertividad?

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Inteligencia Emocional

Desde el punto de vista técnico tengo que decir que la inteligencia emocional es un conjunto de habilidades, actitudes y herramientas que permiten identificar, conocer y gestionar las emociones que rigen nuestro comportamiento y nos ayudan a gestionarlas eficazmente. No es un definición oficial, pero se puede aproximar y es la mía.

La cuestión importante es realmente cómo esto nos ayuda en nuestra vida diaria. Conceptos como empatía, asertividad, resiliencia, fluir, identificar, aceptar, reparar, transformación, responsabilidad, compromiso con uno mismo, crecimiento, tolerancia a la frustración, espectativas, etc, son frecuentes cuando hablamos de inteligencia emocional, pero como se aplica todo esto, es la clave.

Yo diría que el punto de partida es ser consciente del camino que queremos recorrer. Recurrimos a la inteligencia emocional cuando queremos conseguir algo, tenemos un objetivo, laboral, profesional, personal, social, familiar y tenemos unos sentimientos y unas emociones que nos bloquean en la consecución de esos objetivos. Después nos damos cuenta que unos objetivos no están separados de otros y que normalmente nos bloqueamos en los mismos puntos, en diferentes aspectos de nuestra vida.

Hay muchas cosas buenas en tener inteligencia emocional, aunque no son fáciles de conseguir. Pero una que vale la pena, es que te das cuenta que el único que puede hacer algo para mejorar tu situación, tu emoción, tu estado de ánimo, tu objetivo, eres tu mismo.

A partir de aquí, el camino no es fácil, pero conoces el resultado final, lo cual es una gran ventaja, porque el resultado final es conseguir tu objetivo. Sabes que si persistes en tu objetivo, enfocas tu energía, mantienes una actitud adecuada, echas mano de la resiliencia, cuando es necesario, y de la constancia, cada día, tarde o temprano, lo conseguirás.

Sin embargo, hay una cuestión que no resuelve la inteligencia emocional, o al menos, no directamente: es necesario saber cuál es tu objetivo.
Entramos entonces en la definición de objetivo: Claro, conciso, alcanzable, medible, limitado en el tiempo, acotado en un entorno, etc.

Bueno, pensándolo bien, la inteligencia emocional igual si que te ayuda a centrar tus objetivos, aclarando nuestras emociones, como agua clara del río de la vida.

Lo mejor es que lo escuchéis  mañana a las 10h en www.radiomollet.com con la sabiduría de Carme Brit.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Comunicación no verbal

Quizá los psicólogos no somos los profesionales más cualificados para instruir a los políticos en la comunicación verbal y no verbal, disciplina que entiendo que dominan mucho más los periodistas. Sin embargo, si que conocemos bien la influencia que tienen en la comunicación entre personas y cómo pueden ayudar o perjudicar, sobre todo en situaciones de conflicto.

Está claro que el movimiento del cuerpo y los brazos y manos, así como los gestos de la cara, son muy estudiados por las personas que hablan en público para poder dar énfasis a sus mensajes, para transmitir más allá de las palabras.

En una relación entre dos personas, el contacto visual aporta gran cantidad de información del otro sobre su estado de ánimo, predisposición sobre el tema que se habla, expresión de dudas o temores, y alegrías y esperanzas.

Hay diferentes opiniones al respecto, pero la mayoría de investigadores coinciden que por lo menos el 70% de la transmisión correcta de un mensaje, depende de la comunicación no verbal (CNV).

La CNV también incluye el tono de voz, el volumen, la cadencia, la claridad, la tonalidad, y las diferentes variaciones de la voz, ya que no es la misma cuando estamos contentos que cuando estamos reteniendo las lágrimas. Para ilustrarlo pondré un ejemplo:

El otro dia tenía una cita con un funcionario del INEM, para hablar de cómo optimizar mis recursos para encontrar una fuente de ingresos. O sea, tenía cita con el orientador laboral del INEM de Mollet. Cuando me llamó, ya lo hizo únicamente por mi nombre, cosa que me chocó, porque normalmente dicen toda la "retaila de nombre y apellidos". Pero aquello me gustó porque me hizo sentir más próxima a aquel funcionario (que nadie se asuste ;-). Cuando empezó a hablarme, la posición de su cuerpo, apoyando los codos sobre la mesa, con el tronco ligeramente hacia delante, su tono de voz agradable, pausado pero directo, me hizo confiar rápidamente en que aquella persona (ya no me parecía un funcionario), intentaría aportarme alguna solución. En la conversación sentí que conocía bien su trabajo, que me proponía opciones plausibles, que le interesaba lo que yo le decía, que no me juzgaba, y que estaba dedicándome el tiempo que necesitaba para hacerme las preguntas necesarias para poder ayudarme.
Finalmente no encontramos una solución milagrosa, pero me dió algunas ideas que yo no había tenido en cuenta y me hizo darme cuenta de la importancia de la comunicación no verbal, en todos los ámbitos de la vida. Pero lo más importante es que con su actitud de escucha activa, sus preguntas bien dirigidas y por supuesto con su 70% de influencia de comunicación no verbal, me ha hecho plantearme algunas opciones que me parecían muy remotas o poco efectivas y valorar la opinión que me ha dado.


jueves, 3 de noviembre de 2011

Pensamientos de una desempleada más



Esta mañana cuando he dejado a mi hijo en el colegio, me encuentro con otra mamá: 
-¡¡Hola!!
-¡¡Hola!! ¿qué tal,  cómo estás?
- Pues mira, ya no trabajo
- ¡Ostras! Pues yo tampoco

De ser un saludo corto, ha pasado a ser una conversación de 20 minutos ¿y qué ha pasado? ¿y ahora qué vas a hacer? ¿Dónde vas a buscar trabajo? Se me ha ocurrido, he pensado en…

Cuando oyen que vas a trabajar tu reputación en Internet,  para encontrar trabajo, se quedan con cara de “esto yo no lo puedo hacer”, “esta debe ser una entendida” o  “esto no está  a mi alcance”, y no estoy hablando de personas que sean neófitas tecnológicamente, que incluso ¡tienen una cuenta en Facebook!

Estar en el paro,  te acerca a las personas, pero ¿estas son las personas que te interesan en estos momentos de la vida? Para mí son personas y valen por ello y no por lo que puedo conseguir de ellas. Quizá sean ellas las que deban obtener algo de mí.

Pero una cosa está clara, me he sentido un poco menos sola, menos perdida, por un segundo, cuando hablo con otras personas y veo que mucha gente de mi entorno está igual que yo. Pero inmediatamente me asaltan los pensamientos de que somos una masa de gente, perdida, que tras los primeros intentos de hacer cosas, y ver que no tienen resultado, volvemos a quedarnos inmovilizados sin saber qué hacer.   

Yo misma, no he parado de hacer cosas, incluso puedo decir que no he parado de trabajar, pero todo por mi cuenta, no he podido volver al antiguo modelo (contrato indefinido, 1600 € mes, sin pagas, con vacaciones pagadas y derecho a 4 míseros meses de baja por maternidad, jornada completa de 9 a 18h, y frecuentemente más). 

Por cierto, hace unos meses estuve en una charla sobre reputación online, con Francesc Grau, Sergio Ibáñez y Pedro Rojas, en Porta22, (vinculo) muy interesante, en el que nos dieron unas pautas básicas sobre cómo trabajar nuestra reputación, orientarla profesionalmente, que hacer primero y que hacer segundo y no al revés. Me quedo con un planteamiento de cada interlocutor:

-      -  Es importante la actitud en la red, conocer las normas de comportamiento y funcionamiento de cada una. “Conocer la red, probar cosas, experimentar”.
-         -  Las recomendaciones son vitales. “la reputación es la moneda que nos permite avanzar”
-       -   Para empezar, trabaja tu perfil profesional en Xing o Linkedin y un blog que aporte un valor sobre el tema que mejor domines.

Pero ¡atención! Llega una oportunidad de volver al modelo antiguo. Bueno…las condiciones no son las mismas: 1.100€, horarios extensivos, trabajo interminable, empresa pequeña pero con potencial de crecimiento…tengo dudas…

¿Porqué tengo dudas, si es lo que he estado buscando durante un año que llevo en el paro? Porque quiero disfrutar de mi hijo de 3 años, y del que viene en camino (no, no os penséis que tengo otros ingresos, mi pareja cobra 1200€, y pago una hipoteca de 800 € mensuales  y no tengo familiares que aporten capital).

A mis casi 40 años, valorando que es lo importante en la vida, llego a la conclusión que es disfrutar de mis hijos y de mi pareja y hacerles disfrutar a ellos también. Si hay que apretarse el cinturón más, se apreta, si tengo que moverme mucho más para tener trabajillos por libre, me moveré, pero a las 17h quiero estar con mi hijo y disfrutar de su sonrisa.

P.D: Con efecto retroactivo...

martes, 25 de octubre de 2011

El segundo hijo


Una buena amiga está embarazada de su segundo hijo, y como es normal, le asaltan un montón de dudas, supongo que tantas como con el primero, pero diferente. Para ella y otras mamás en su situación escribo este post, con todo mi cariño.

Supongo que cuando te enteras que estás embarazada de tu segundo hijo, te preguntas lo mismo que con el primero: ¿Cómo será? La tertulia se puede alargar si empezamos a disertar sobre si el primer hijo es niño o niña, si es tranquilo o nervioso…

Sea como sea, sigue siendo importante que la mamá transmita toda su tranquilidad, seguridad y amor al nuevo bebé, pero también al hijo que ya está en casa. Para ello, es muy útil:

-       - Involucrarlo en acciones, emociones, aprendizajes que tenga que ver con el bebé.
-          Por ejemplo, hablar sobre como se siente la mamá, siempre desde el cariño: mamá está más cansada de lo normal, pero está contenta porque pronto tendré un bebé. El bebé será tu hermanito y podrás enseñarle a jugar, a cantar…
-       - Es importante que no se hable del bebé como el causante de todos los males de la mamá.
-       - Empezar a involucrar al hijo que ya tenemos, si es que no lo hace ya, en actividades de colaboración en casa, para ayudar a mamá y papá. No esperar a que nazca el bebé para cambiar rutinas de irse a dormir solo, comer solo, vestirse solo, etc.
-     - Compartir momentos tranquilos con tu hijo, escuchando música para que la oiga el bebé, también es muy gratificante y vincula a los hermanos.
-     - Vídeos adecuados para la edad del niño sobre los bebés, el feto, el nacimiento, también pueden ayudar en la comprensión, siempre y cuando sean apropiados para la edad del niño, repito, y visionados junto a los padres para ir explicando lo que se ve de una forma amena y que el niño lo entienda.
-      - Por supuesto quedan incluidas todas las acciones que impliquen un sentido como tocar la barriguita de la mamá, escuchar lo que se oye dentro de la barriga gordita, ver cómo se mueve, dónde está la cabecita y los pies, etc.
-      - Si nuestro hijo ya es un poco mayor, puede hacernos preguntas del tipo, si le querremos cuando nazca el bebé, si seguiremos jugando con él, si le seguiremos acompañando al cole o a la piscina.
-     - Uno de los esfuerzos que deberían hacer los padres es seguir manteniendo las actividades que comparten con su primer hijo, en la medida de lo posible, ya que el segundo hijo ira con ellos a todas partes.

Por último, pero no por ello menos importante, los padres, pero sobre todo la mamá, deberá ser consciente que no hay dos hijos iguales, que los niños son más adaptables de lo que nos pensamos, y que crear espacios con uno y otro hijo será importante, así como compartir momentos todos juntos. 

No caigamos en el error de creernos “supermamás” y pidamos ayuda a nuestra pareja, abuel@s, ti@s. Los niños agradecen el contacto con diferentes personas, siempre que su mamá no se aleje mucho, y la mamá también.

Seguro que será una experiencia incomparable, aunque diferente.

¿Alguna mamá con 2 hijos o más quiere compartir su experiencia? ánimo chicas!!

martes, 18 de octubre de 2011

Maternidad /Paternidad


Durante mi embarazo,  sólo leí un libro: “Duérmete niño” de  Eduard Estivill. A medida que lo iba leyendo y desde mi formación como psicóloga cognitivo-conductual, comprendía técnicamente las explicaciones y metodología del sistema utilizado por el Dr. Estivill. Pero inmediatamente me surgió una duda: Cuando una mamá o papá aplica este método, ¿están realmente preparados para aplicarlo correctamente?

Evidentemente  la respuesta a esta pregunta es que no, motivo por el cual ha sido tan criticado este método. Pero ¿Es culpa del método? Mi respuesta es que no. Este libro te enseña a aplicar un método, pero no te enseña a prepararte psicológicamente para afrontarlo eficazmente, que por otro lado, imagino que no debía ser el objetivo del libro.

Para mí fue una herramienta muy útil. Lo apliqué desde el primer día que llegué a casa con el bebé. El método es claro, te explica todos los detalles, te prevee de las reacciones del niño, para que puedas actuar en consecuencia. Pero me encontré con que las personas que tenía a mi  alrededor, que no se habían leído el libro, no me ayudaban a mantener el estado de calma y tranquilidad en el que una mamá o papá debe estar para poder aplicar el método Estivill u otro cualquiera.

Aaahhhh!!! Aquí es cuando los que están a nuestro alrededor empiezan a hacer juicios de valor sobre como estamos actuando como padres y madres, a lo que evidentemente, los afectados reaccionan emocionalmente, pero siguen intentando aplicar “el método”, aumentando progresivamente su nerviosismo, transmitiéndolo al bebé que llora incesantemente, y cerrando el círculo con el fracaso de “el método”.

Mi objetivo no es alabar ni desacreditar ni el libro, ni el método ni al autor, sino reflexionar y hacer sonar las campanillas interiores de muchas madres y padres y de los profesionales de la salud, sobre un tema que tiene que ver con la gestión emocional de maternidad/paternidad, a la que hoy en día, nos tenemos que enfrentar solos, sin ningún conocimiento práctico previo, y sin pedir ayuda ya que nuestro entorno cree saber más que nosotros, cosa que frecuentemente, no aceptamos.

Desde mi perspectiva actual, les diría a los nuevos padres y madres que lo más importante es tener claro lo que uno quiere (cosa que no es nada fácil) para educar a sus hijos, aceptar que no será fácil, cargarse de paciencia y amor, dedicarse a conocer a su bebé y a crear una conexión fuerte y duradera, enseñando y aprendiendo al mismo tiempo sobre las emociones del ser humano.

¡Feliz maternidad/paternidad para los primerizos!! Y para los que ya lo han superado…ánimo y a por el segundo ;-)

miércoles, 12 de octubre de 2011

Resiliencia


Cuando estás cerca de los 40, ya puedes haber pasado por momentos difíciles en tu vida, aunque puede que aún te queden muchos más momentos difíciles por vivir. Pero ya has podido comprobar como reaccionas ante los golpes de la vida, cómo es tu dolor emocional y cómo te enfrentas a las dificultades.

Puedes haber pasado por una infancia difícil, falta del cariño que necesitabas, por la separación traumática de tus padres, por la pérdida de un ser querido muy cercano, puedes haber pasado una separación tu misma/o, malos tratos, quizá un aborto o varios, quizá te han descubierto una grave enfermedad a ti o a alguno de tus hijos, o puede ser que te hayas quedado sin trabajo y estés en una situación económica desesperada.

Puede que te haya sucedido todo o parte de lo que describo, pero si sigues adelante, si eres persistente, si aunque tengas días malos en los que todo lo ves negro, te levantas al día siguiente con una visión positiva, si estos malos momentos te sirven para fortalecerte y superarte, si te sigues adaptando a tu entorno aunque sea adverso y encuentras el equilibrio para mantenerte sana emocionalmente, seguramente serás una persona pro-resiliente.

No es ninguna “palabrota”. Es una habilidad del ser humano que le permite sobreponerse a las adversidades o estresores fuertes de la vida, con un factor añadido: nos transforman positivamente.

Para mi, la imagen que representa este tipo de personas es el mitológico “ave Fénix”, cuyo contenido quiero compartir con vosotr@s y quizá nos facilite entender mejor qué es la resiliencia.

“Se dice que en el Edén originario, debajo del Árbol del Bien y del Mal, floreció un arbusto de rosas. Allí, junto a la primera rosa, nació un pájaro, de bello plumaje y un canto incomparable, y cuyos principios le convirtieron en el único ser que no quiso probar las frutas del Árbol. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, cayó sobre el nido una chispa de la espada de fuego de un Querubín, y el pájaro ardió al instante.
Pero, de las propias llamas, surgió una nueva ave, el Fénix, con un plumaje inigualable, alas de color escarlata y cuerpo dorado. Algunas fábulas lo sitúan posteriormente en Arabia, donde habitaba cerca de un pozo de aguas frescas y se bañaba todos los días entonando una melodía tan bella, que hacía que el Dios Sol detuviera su carro para escucharle.
La inmortalidad, fue el premio a su fidelidad al precepto divino, junto a otras cualidades como el conocimiento, la capacidad curativa de sus lágrimas, o su increíble fuerza. A lo largo sus múltiples vidas, su misión es transmitir el saber que atesora desde su origen al pie del Árbol del Bien y del Mal, y servir de inspiración en sus trabajos a los buscadores del conocimiento, tanto artistas como científicos”.
Fuente: http://www.elavefenix.net/el_ave_fenix.aspx

miércoles, 5 de octubre de 2011

Prejuicios


Los prejuicios y las creencias son aspectos necesarios en nuestras vidas porque nos protegen de las situaciones nuevas, de las personas que no conocemos y nos ayudan a crear patrones y ordenar la diversidad de estímulos que nos rodean constantemente. Pero si nos dejamos llevar por ellos ciegamente, podemos cometer graves errores,  perder oportunidades, generar conflictos y sobre todo crearnos malestar al no ser capaces de aceptar la realidad que nos rodea.

Los prejuicios, las creencias, las experiencias, los valores, los hábitos, son elementos que guardamos en nuestra mochila particular y tiñen de un color u otro, todos nuestros actos, conductas y emociones.

Frases como “siempre hay que estar al 100%”, “la casa siempre tiene que estar limpia y recogida”, “tengo que dar mucho amor para que me quieran”, “si no hago lo mismo que ellos pensarán que soy raro”, “no puedo soportar estar solo”, “si me deja me moriré”, “tengo que ser perfecta para dar ejemplo”, “no necesito la ayuda de nadie, yo solo puedo con todo”, marcan nuestra vida y muchas veces nos hacen profundamente infelices, por no decir que nos hacen caer en la enfermedad.

Ser tolerante con los demás  es beneficioso porque nos ayuda a ejercitar la capacidad de aceptar que no todo el mundo tiene porqué actuar o pensar como uno mismo.

La flexibilidad nos ayuda a adaptarnos a esa diversidad, permite que exista una gama de colores en lugar de que exista el blanco y el negro únicamente.

La empatía podemos utilizarla para saber cómo piensan y sienten los demás, afectando y cambiando el color del cristal con que se mira una realidad.

No sólo el mundo sería mucho mejor si todos practicáramos estos hábitos emocionales tan saludables, si no que nosotros seríamos más felices, ya que estaríamos en mejorada armonía con nuestro entorno social.
Aceptemos pues, que somos animales sociales y que nuestra realidad es la que es. No esperemos que nadie venga a salvarnos ni a hacernos felices, porque el cambio siempre se da desde dentro de cada uno de nosotros.

Por cierto, nadie dijo que fuera fácil ;-)

jueves, 22 de septiembre de 2011

La vuelta al cole


Para los niños, realmente es como entrar en otro mundo. Pasan de estar con sus familias, padres, madres, abuelos, tíos, primos, en un entorno distendido, sin horarios, con permisividad hacia muchas cosas (comidas, dulces, regalos, entornos más naturales, horarios de dormir y levantarse), y en el que su principal objetivo es entretenerse y jugar, a una rutina dónde hay que levantarse a una hora cada día, hay que ir al cole, escuchar al profesor/a, estudiar, comer lo que te ponen, bañarse, vestirse, hacer los deberes, ir a natación, ir a clases de inglés, ir a jugar a futbol..
Pero sobre todo, es que los niños no están tantas horas con sus padres, o la figura habitual.

A los niños les afecta mucho no estar en contacto con sus padres, que estén ahí para llevarlos al colegio, para recogerlos, para ver cómo reaccionan, sobre todo los primeros días, para comentar con ellos lo que ha pasado en el cole o lo que han aprendido.

Especial atención merecen los que empiezan colegios o guarderías. Como todos sabemos hay periodos de adaptación progresiva para los más pequeños, pero es importante que lleguemos unos días antes de las vacaciones para que ellos también se vayan ubicando, poco a poco asimilen las nuevas rutinas de horarios y actividad.

A pesar del apoyo que necesitan los pequeños, es frecuente que los padres se queden peor que los niños cuando los dejan en el colegio, contribuyendo a su vez al malestar del niño.

Si el niño ve a sus padres contentos porque él se vaya al cole y se habla de las cosas buenas que tendrá estar en el colegio y buscamos la motivación y cuando llega el momento de dejarlo con la profesora no nos lo tienen que “arrancar de los brazos”, seguramente los niños tardarán menos tiempo en aceptar la nueva situación.

Las ventajas de la rutina


Cuando volvemos de las vacaciones de verano, toca volver a la rutina. Es el peor momento para plantearse inmediatamente nuevos retos, es mejor que hayamos entrado en la rutina, que nos hayamos acostumbrado a los horarios, a las comidas, al ritmo acelerado, pocas horas de sueño, alimentación rápida, etc.

Una vez estemos acostumbrados al ritmo que llevaremos en los próximos meses, es cuando podremos decidir cuando tenemos tiempo libre, deberemos valorar cuanta energía necesitaremos para la nueva actividad, podremos planificarla e incluso probarla unos meses.

Si somos capaces de adaptarla a nuestra rutina, podremos establecerla como una actividad fija. Si no es así, quizá hemos de cambiar el horario, el día, o el lugar, o incluso la actividad.

Dicho así parece que hay que hacer demasiadas cosas antes de hacer nada, pero es un hábito que vale la pena cultivar ya que nos podemos ahorrar frustraciones, dinerito, y esfuerzos. Me refiero sobre todo a actividades como ir al gimnasio, apuntarse a clases de inglés, que lo percibimos como algo necesario, aunque no siempre nos apetece mucho hacer. Es mejor buscar la actividad que se adapta a nuestra forma de ser y ritmo.

Cuando hablamos de enfrentarnos a nuevas situaciones laborales, familiares, sociales, lo ideal es poderlas preparar, asimilar e incluso visualizar, pero si no puede ser, es posible que nos cueste afrontarlas porque lo primero que nos va a pasar es que vamos a sentir miedo. Miedo al cambio, miedo a las cosas nuevas, miedo a salir de nuestra zona de confort, miedo a no controlar la situación, a las críticas, a perder comodidad, a tener que esforzarnos más,

La forma de afrontar el miedo es “ir hacia el”, o sea, hacer justamente aquello que te da miedo, incluso se utiliza para el tratamiento de las fobias de forma controlada (desensibilización sistemática). Aunque una forma más sencilla de enfrentarte a lo que te da miedo, es saber porqué te da miedo, para qué te está sirviendo. Si comprendes a qué tienes miedo y porqué, sólo te hace falta motivación para conseguir lo que te propongas.

Algunas cosas nos dificultan esta tarea, como autoinstucciones negativas o autosabotaje, creencias y prejuicios que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida. Seguramente, si confías en ti mismo te verás más capaz de afrontar esos miedos. En cambio si tu autoestima es baja, aumentará el autosabotaje.

La culpa es otro de los motivos que nos bloquean para hacer cosas nuevas o enfrentar situaciones diferentes. Hay ideas que nos bombardean y no nos dejan ver que tenemos derecho a buscar ayuda (no tenemos porqué resolver los conflictos siempre solos), a que podemos equivocarnos ( es la mejor forma de aprender), a que no tenemos que saberlo todo, a que podemos darnos un tiempo para conseguir nuestros objetivos...

miércoles, 21 de septiembre de 2011

El proceso de duelo


Los profesionales de la psicología y otras profesiones que ven de cerca como mueren personas y cómo sufren su pérdida las que se quedan, sabemos que el proceso de duelo habitualmente pasa por unas etapas que duran más o menos tiempo, que la persona que está sufriendo el duelo, lo pasa muy mal, sobre todo los familiares muy cercanos a la persona que ya no está, y sobre todo si es una persona joven y la muerte no ha sido esperada. 

Parece que a medida que la muerte se produce con mayor violencia, mayor es el dolor de aquellos que sobreviven.

Pero quiero hablar en esta ocasión de los que sobreviven y de su dolor: un dolor del alma, como alguien dijo, un sentirse completamente vacíos, sentir como si estuvieran muertos por dentro, como si les hubieran arrancado un trozo de si mismos, ya no volverán a ser los de antes.

A estos sentimientos y sensaciones, se añaden los esfuerzos incansables de encontrar una explicación de porqué aquella persona no debía haber muerto, porque no debía estar en el sitio que estaba, o los intentos infinitos de encontrar un porqué al acto de un suicidio.

Recordando las diferencias que puede haber en los distintos tipos de duelo, se suelen repetir las situaciones familiares inapropiadas en esos momentos. Me refiero a discusiones por una herencia, conflictos por ver quien se queda los efectos personales del fallecido, enfrentamientos sobre los comportamientos en los días previos y posteriores a la muerte de esa persona, etc.

Otro aspecto al que deben enfrentarse estas personas es el papeleo, que incluye desde la comunicación a familiares y amigos la muerte del fallecido/a, elegir lápida y texto, flores y texto, si se incinera o se entierra (lo que no está exento de discusión familiar), hasta trámites con los bancos, hacienda, seguros, etc.

Personalmente no he tenido que sufrir pérdidas de mis seres más cercanos, pero si he visto como otros sufrían este dolor. Lo que he visto en todos ellos es una profunda sensación de culpa, haya sido por muerte natural (persona mayor con enfermedad), muerte repentina, accidente de coche o suicidio.

Está claro que el proceso de duelo cada uno lo debe pasar por si mismo, asumir, procesar la pérdida y reubicarse en el mundo sin esa persona tan querida, y que cada uno se toma su tiempo, pero pedir ayuda en este caso, a los profesionales, contribuye a que esas heridas del alma cicatricen correctamente, encontrar una forma adecuada de resolver los conflictos con los que se encuentran los familiares y no dejar que un proceso de duelo, por doloroso que sea, se convierta en una enfermedad para toda la vida.

Con todo mi cariño, para aquellas personas que han perdido a un ser muy querido.

jueves, 30 de junio de 2011

24 horas después....

...Tras consultar con la almohada, he decidido que no sirve para nada estar instalada en el odio, la frustración y la mala leche. Por lo tanto, hoy es un nuevo día, me he permitido un sentimiento que no me gusta pero he aprendido, una vez más, que todos nos equivocamos, que los malentendidos existen y son propios de la comunicación humana y que no puedo controlarlo todo. El próximo día mi forma de afrontarlo será diferente.
Me voy a clase de coaching.
http://www.carmebrit.com/

Pura emoción!!

Cada día tenemos oportunidades para darnos cuenta de cuales son nuestros límites y en mi caso me doy cuenta que a veces mi límite está mucho más lejos de lo que yo creo.

En estos momentos me siento frustrada, cabreada, engañada, y manipulada y creo que podría añadir todos los adjetivos emocionales terminados en –ada y en –ida.

La cuestión tiene que ver con lo que seguramente se aclarará como un malentendido de comunicación, pero como tiene que ver con mi hijo, me sale toda la furia que puede tener una madre cuando espera que las cosas sean de una manera y cuando llega el momento, resulta que hay algo fuera de sitio, que hace cambiar totalmente el estado de ánimo.

Para terminar de subir el termómetro emocional, me encuentro con una amiga que al contarle lo que me ha pasado me dice, con todo su cariño: “uff, si a mí me hacen eso..lo que yo haría es…!!!”.

Me tomo unos minutos para pensar. No me gusta esa sensación de cabreo, no quiero que ciertas personas o situaciones tengan esa capacidad de cambiar mi estado de ánimo, no quiero ser prisionera de ese sentimiento, de esa emoción, durante el resto de la tarde. Además lo que me apetece hacer es lo que mi amiga me ha dicho. Eso me haría sentir que soy yo la que decido, la que tiene el control...:-(

Muy bien, intento cambiar mi forma de enfocarlo: ¿Qué es lo que realmente me ha molestado de esa situación? ¿Qué podría haber hecho yo para evitarlo? ¿Cómo puedo actuar la próxima vez para que no se repita la misma situación? ¿Realmente es tan grave lo que ha sucedido? Respiro profundamente…

Seguramente la respuesta a estas preguntas me lleven a un  cambio de visión de la situación y a un cambio de emoción, sin embargo, quiero darle unas cuantas vueltas más, quiero odiar un ratito más a la persona que creo que es la causante de mi disgusto. En realidad eso es lo que elijo…Por suerte, puedo elegir cambiarlo.

martes, 28 de junio de 2011

Hábitos saludables: cambio de actitud

Cuando estudias sobre Comunicación, lo primero que te enseñan, a parte de quien es el receptor, el emisor, el canal, el mensaje, etc, es que la responsabilidad de que el mensaje llegue correctamente al receptor, es del emisor. Este debe escoger el canal adecuado para el mensaje, y sobre todo debe adecuarse al nivel del receptor.

Esta adecuación al nivel del receptor, no es más que lo que mucha gente hace de forma natural y espontánea cuando habla con sus amigos: utilizan un lenguaje parecido, gestos similares, intercambian miradas, se tocan, sonríen si el otro sonríe, etc. 

A ningún chico adolescente se le ocurriría hablar con sus amigos como habla con su novia, ni hablarle a su novia como habla con sus padres. Por lo tanto, somos capaces de cambiar de registro, de lenguaje, de gestos, incluso de contenido y adecuarlo a cada interlocutor, en función del tipo de relación.
Con todo esto me gustaría ilustrar el hecho que supone este cambio de registro, ya que también supone un cambio de mirada, de actitud, y que lo hacemos todos los días sin mayor dificultad.  Lo que me hace suponer que todos tenemos esta “habilidad”.

Sin embargo, cuando nos sucede algo que nos provoca un estado de ánimo negativo, cuando algo no sale como esperábamos, cuando no conseguimos lo que queremos, podemos instalarnos en un estado de malestar, ansiedad, culpa, remordimientos, sin darnos cuenta que con un cambio de mirada, un cambio de actitud, ese malestar tiene muchas probabilidades de desaparecer.
¿Cómo hacemos lo del cambio de actitud, de mirada o cambio de “chip”? Hay muchas formas pero se me ocurren algunas concretas:

-          Cuando intervienen varias personas, ponernos en la piel del otro, para averiguar qué puede sentir. De esta forma entenderemos porqué los demás actúan como lo hacen y nos sea más sencillo cambiar la mirada hacia el otro.

-          Hacer la reflexión sobre “para qué” nos sirve la emoción o el estado de ánimo de malestar. De esta forma nos podremos dar cuenta que la respuesta suele ser “para nada” y nos facilite  el cambio de chip a otro más constructivo.

-         Cuando se trata de conseguir algo material y no lo conseguimos, podemos preguntarnos, sinceramente, si hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para conseguirlo. Si la respuesta es que sí, el ser consciente de que no podemos controlar todo lo que nos rodea y aceptar que quizá no todo depende de nosotros, nos pueda ayudar a cambiar de actitud ante la frustración. Si la respuesta es que no, deberíamos considerar que el fracaso es una gran oportunidad para aprender y trazar un nuevo plan para insistir en la consecución de nuestro objetivo, será una buena forma de cambiar de mirada y por tanto de emoción.

      ¿Alguién recuerda cómo cambio de actitud la última vez que tuvo un conflicto?