miércoles, 9 de mayo de 2012

¿Quién llega antes, la actitud o la aptitud?

La Aptitud y la Actitud, son términos diferentes. Puedo tener muchas aptitudes para realizar un trabajo, pero si mi actitud es pésima, no conseguiré mis objetivos.

En Psicología, parece que nos gusta hacer referencia a la actitud como el conjunto de cognición, emoción y conducta (que es prácticamente todo lo que conlleva cualquier comportamiento) que tenemos para afrontar una situación. Y además parece que estas actitudes pueden ser indicios o predictoras de conductas futuras. La actitud, se puede modificar y se puede aprender. Esta es una buena noticia.

Por otra parte, la aptitud, se asocia con los conocimientos (inteligencia), habilidades especiales (físicas o psicológicas) y pueden ser innatas, es decir que ya naces con ellas, o pueden ser aprendidas.

Por ejemplo, una persona puede tener una aptitud especial como puede ser una flexibilidad mayor que la mayoría de personas. Esta aptitud sería muy buena si esa persona  se dedicara a trabajar en un circo y fuera contorsionista, o seguramente si fuera gimnasta o incluso si se dedicara al ballet. Sin embargo, sería necesario  desarrollar otras aptitudes complementarias para llevar a cabo con éxito estas profesiones o aficiones, por lo que esta persona debería tener una actitud de constancia, interés, motivación, esfuerzo, etc, que puede que tenga o que no.

Por eso, ahora se habla tanto del talento, de detectar en los colegios los talentos de cada niño, porque todos sabemos hacer algo mejor que otras cosas y además nos suele motivar bastante trabajarlo y desarrollarlo porque lo hacemos mejor que los demás y se nos reconoce por ello.

También se habla mucho del talento, ahora que mucha gente se ha quedado sin trabajo y no saben qué hacer, a qué dedicarse en un momento en que lo que han hecho toda la vida ya no les da de comer. Entonces, como todos tenemos un talento, algo que se nos da bien y que disfrutamos haciendo, los emprendedores se orientan hacia esas habilidades que tienen para ver qué necesidad puede haber en el mercado y obtener un rendimiento.

Sólo es necesario tener la actitud correcta para facilitar el descubrimiento de ese talento, para potenciarlo y desarrollarlo al máximo, para buscar la manera de encontrarle un beneficio que no siempre tiene porqué ser económico.

Lo que está claro es que con la actitud adecuada se puede conseguir cualquir cosa. Con una aptitud únicamente, quizás se pierda por el camino



miércoles, 2 de mayo de 2012

En la zona de confort no aprendo

En las clases de seguridad privada, hablamos sobre el sentimiento de seguridad/inseguridad que tenemos las personas y me hace reflexionar sobre varios aspectos.

La sensación o sentimiento de seguridad e inseguridad es una valoración totalmente subjetiva que realiza cada persona en una situación determinada. Dos personas pueden estar viviendo la misma situación y para una puede ser potencialmente peligrosa o de riesgo y para otra no serlo. Por tanto, dependerá de mis experiencias y aprendizajes, valores y prejuicios.

¿Que cosas, personas o situaciones nos hacen sentir inseguros? Aquellas que nos hacen sentir que no tenemos el control, aquellas que nos hacen salir de nuestra zona de confort, y nos requieren un esfuerzo adicional para adecuarnos a los requerimientos del entorno.

La zona de confort nos permite clasificar y ordenar nuestro entorno y los estímulos masivos que recibimos constantemente. Nos permite realizar precesos relativamente complejos, basándonos en los conocimientos adquiridos, memorizarlos y automatizarlos.

Salir de nuestra zona de confort nos cuesta un esfuerzo que bien canalizado se puede convertir en nuevo aprendizaje. Pero si no somos capaces de orientar adecuadamente esta salida de la zona de confort es cuando nos sentimos inseguros, con miedos, ansiedad, fobias, pánico, etc.

Es entonces cuando solemos adoptar conductas raras, empezamos a evitar ciertas situaciones, personas o cosas. Por ejemplo, si he salido a la calle un día que no me encuentro bien, tengo febrícula, estoy cansado, un poco mareado y destemplado (tan pronto tengo frío como de puedo tener calor, sin motivo externo) y a pesar de todo, me voy a trabajar, a comprar, etc. Entro en un centro comercial, y empiezo a fijarme que no me encuentro muy bien, se me hace pesado estar mirando escaparates y además estoy muy preocupada con mis problemas y estoy todo el rato pensando que lo que hago no me gusta y que nada me llena y que encima no soy capaz de cambiar mi vida, que no soy capaza de dirigirla como yo quisiera, que no soy capaza de nada, que en realidad he fracasado en la vida porque solo tengo un trabajo que me pagan poco y tengo que trabajar muchas horas......

Si se dan las condiciones idóneas, con estos pensamientos, en un entorno como un centro comercial en el que puede haber mucha gente, con un componente fisiológico, puedo desarrollar un miedo a entrar en lugares dónde haya mucha gente, porque no me siento segura.

Los hábitos saludables que nos pueden ayudar a evitar estas y otras situaciones parecidas están relacionados con cuidarnos tanto física como psicológicamente:
- Resolver nuestros conflictos, orientándonos a encontrar soluciones, dirigidos a una acción y con un objetivo concreto.
- Controlar nuestros pensamientos cuando entramos en fase de autodestrucción
- Saber relajarnos y no asustarnos si nos encontramos mal físicamente en un entorno que es difícil que alguien nos pueda ayudar (si hay mucha gente, si es un lugar cerrado que no se puede pedir ayuda externa....).
- Saber que podemos pedir ayuda, aunque nos de vergüenza o tengamos miedos.
- Darnos cuenta de cómo hemos llegado a esa situación y que podemos hacer para mejorarla.

¿Te has encontrado en la necesidad de salir de tu zona de confort en el último mes?