martes, 21 de junio de 2011

El poder de la actitud


Ayer, en clase de Coaching, nos avisaron que vendría a inaugurar el centro Artur Mas (perdón por no utilizar el tratamiento que corresponda según el protocolo, pero ciertamente parecía el acto de una estrella de cine) y que entraría en nuestra clase a saludarnos. Nos cambiaron de clase, algunos alumnos vinieron más elegantes que de costumbre, pero por lo demás hicimos nuestra clase como cualquier otro día. Cuando llegó la hora prevista, el Sr. Mas hizo acto de presencia, rodeado de una nube de cámaras, flashes, personajes que no conocíamos y otras personalidades del centro, saludó a la profesora, hizo un par de comentarios y salió del aula seguido por la nube que había entrado, todo en un par de minutos.

La sensación generalizada fue rara. Nos habían interrumpido nuestra sesión de Coaching, en la que estábamos hablando de las emociones, y prácticamente ni nos saludaron. Los comentarios fueron diversos: ha sido como una violación, parecemos ratas de laboratorio, han venido a hacer la foto, etc.

Si la profesora nos hubiera dejado seguir, probablemente habríamos salido de la clase con esa sensación rara, algunos de mal humor, otros cabreados, etc. Sin embargo, nos propuso redirigir nuestras emociones y nuestra actitud hacia el sendero de la empatía e hicimos el ejercicio de ponernos en la piel de todas esas personas que hacían su trabajo. Entonces nos dimos cuenta que los fotógrafos tienen una misión, que el personaje central tiene un objetivo, el personal de seguridad tiene que hacer su trabajo, protocolos, directivos del centro, etc. La idea es colaborar en lo que podamos ya que cada uno está haciendo su trabajo y no es una tarea fácil organizar un acto de estas características.

Personalmente, mi actitud cambió y me dio por pensar en las necesidades de aquellas personas. A las 13h, en un día tan caluroso de Junio, quizá les hubiera encantado encontrar alguna bebida refrescante y algo de picar. 

Evidentemente, mis emociones y mi estado de ánimo ya era otro, ya no lo sentía como como una intromisión, una interrupción de una clase sino como una oportunidad más para cambiar, para empatizar, para entrenar mi resistencia a la frustración, para sondear mis emociones, cambiar mis pensamientos. O sea, que fue perfecto para el cierre de una clase de Coaching. Gràcies Sr. Mas!! Gràcies Carme!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario