martes, 28 de junio de 2011

Hábitos saludables: cambio de actitud

Cuando estudias sobre Comunicación, lo primero que te enseñan, a parte de quien es el receptor, el emisor, el canal, el mensaje, etc, es que la responsabilidad de que el mensaje llegue correctamente al receptor, es del emisor. Este debe escoger el canal adecuado para el mensaje, y sobre todo debe adecuarse al nivel del receptor.

Esta adecuación al nivel del receptor, no es más que lo que mucha gente hace de forma natural y espontánea cuando habla con sus amigos: utilizan un lenguaje parecido, gestos similares, intercambian miradas, se tocan, sonríen si el otro sonríe, etc. 

A ningún chico adolescente se le ocurriría hablar con sus amigos como habla con su novia, ni hablarle a su novia como habla con sus padres. Por lo tanto, somos capaces de cambiar de registro, de lenguaje, de gestos, incluso de contenido y adecuarlo a cada interlocutor, en función del tipo de relación.
Con todo esto me gustaría ilustrar el hecho que supone este cambio de registro, ya que también supone un cambio de mirada, de actitud, y que lo hacemos todos los días sin mayor dificultad.  Lo que me hace suponer que todos tenemos esta “habilidad”.

Sin embargo, cuando nos sucede algo que nos provoca un estado de ánimo negativo, cuando algo no sale como esperábamos, cuando no conseguimos lo que queremos, podemos instalarnos en un estado de malestar, ansiedad, culpa, remordimientos, sin darnos cuenta que con un cambio de mirada, un cambio de actitud, ese malestar tiene muchas probabilidades de desaparecer.
¿Cómo hacemos lo del cambio de actitud, de mirada o cambio de “chip”? Hay muchas formas pero se me ocurren algunas concretas:

-          Cuando intervienen varias personas, ponernos en la piel del otro, para averiguar qué puede sentir. De esta forma entenderemos porqué los demás actúan como lo hacen y nos sea más sencillo cambiar la mirada hacia el otro.

-          Hacer la reflexión sobre “para qué” nos sirve la emoción o el estado de ánimo de malestar. De esta forma nos podremos dar cuenta que la respuesta suele ser “para nada” y nos facilite  el cambio de chip a otro más constructivo.

-         Cuando se trata de conseguir algo material y no lo conseguimos, podemos preguntarnos, sinceramente, si hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para conseguirlo. Si la respuesta es que sí, el ser consciente de que no podemos controlar todo lo que nos rodea y aceptar que quizá no todo depende de nosotros, nos pueda ayudar a cambiar de actitud ante la frustración. Si la respuesta es que no, deberíamos considerar que el fracaso es una gran oportunidad para aprender y trazar un nuevo plan para insistir en la consecución de nuestro objetivo, será una buena forma de cambiar de mirada y por tanto de emoción.

      ¿Alguién recuerda cómo cambio de actitud la última vez que tuvo un conflicto?


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