Durante mi embarazo,
sólo leí un libro: “Duérmete niño” de
Eduard Estivill. A medida que lo iba leyendo y desde mi formación como
psicóloga cognitivo-conductual, comprendía técnicamente las explicaciones y
metodología del sistema utilizado por el Dr. Estivill. Pero inmediatamente me
surgió una duda: Cuando una mamá o papá aplica este método, ¿están realmente
preparados para aplicarlo correctamente?
Evidentemente la
respuesta a esta pregunta es que no, motivo por el cual ha sido tan criticado
este método. Pero ¿Es culpa del método? Mi respuesta es que no. Este libro te
enseña a aplicar un método, pero no te enseña a prepararte psicológicamente
para afrontarlo eficazmente, que por otro lado, imagino que no debía ser el
objetivo del libro.
Para mí fue una herramienta muy útil. Lo apliqué desde el
primer día que llegué a casa con el bebé. El método es claro, te explica todos
los detalles, te prevee de las reacciones del niño, para que puedas actuar en
consecuencia. Pero me encontré con que las personas que tenía a mi alrededor, que no se habían leído el libro,
no me ayudaban a mantener el estado de calma y tranquilidad en el que una mamá
o papá debe estar para poder aplicar el método Estivill u otro cualquiera.
Aaahhhh!!! Aquí es cuando los que están a nuestro alrededor
empiezan a hacer juicios de valor sobre como estamos actuando como padres y
madres, a lo que evidentemente, los afectados reaccionan emocionalmente, pero
siguen intentando aplicar “el método”, aumentando progresivamente su
nerviosismo, transmitiéndolo al bebé que llora incesantemente, y cerrando el
círculo con el fracaso de “el método”.
Mi objetivo no es alabar ni desacreditar ni el libro, ni el
método ni al autor, sino reflexionar y hacer sonar las campanillas interiores de
muchas madres y padres y de los profesionales de la salud, sobre un tema que
tiene que ver con la gestión emocional de maternidad/paternidad, a la que hoy
en día, nos tenemos que enfrentar solos, sin ningún conocimiento práctico previo,
y sin pedir ayuda ya que nuestro entorno cree saber más que nosotros, cosa que frecuentemente,
no aceptamos.
Desde mi perspectiva actual, les diría a los nuevos padres y
madres que lo más importante es tener claro lo que uno quiere (cosa que no es
nada fácil) para educar a sus hijos, aceptar que no será fácil, cargarse de
paciencia y amor, dedicarse a conocer a su bebé y a crear una conexión fuerte y
duradera, enseñando y aprendiendo al mismo tiempo sobre las emociones del ser
humano.
¡Feliz maternidad/paternidad para los primerizos!! Y para
los que ya lo han superado…ánimo y a por el segundo ;-)
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