miércoles, 12 de octubre de 2011

Resiliencia


Cuando estás cerca de los 40, ya puedes haber pasado por momentos difíciles en tu vida, aunque puede que aún te queden muchos más momentos difíciles por vivir. Pero ya has podido comprobar como reaccionas ante los golpes de la vida, cómo es tu dolor emocional y cómo te enfrentas a las dificultades.

Puedes haber pasado por una infancia difícil, falta del cariño que necesitabas, por la separación traumática de tus padres, por la pérdida de un ser querido muy cercano, puedes haber pasado una separación tu misma/o, malos tratos, quizá un aborto o varios, quizá te han descubierto una grave enfermedad a ti o a alguno de tus hijos, o puede ser que te hayas quedado sin trabajo y estés en una situación económica desesperada.

Puede que te haya sucedido todo o parte de lo que describo, pero si sigues adelante, si eres persistente, si aunque tengas días malos en los que todo lo ves negro, te levantas al día siguiente con una visión positiva, si estos malos momentos te sirven para fortalecerte y superarte, si te sigues adaptando a tu entorno aunque sea adverso y encuentras el equilibrio para mantenerte sana emocionalmente, seguramente serás una persona pro-resiliente.

No es ninguna “palabrota”. Es una habilidad del ser humano que le permite sobreponerse a las adversidades o estresores fuertes de la vida, con un factor añadido: nos transforman positivamente.

Para mi, la imagen que representa este tipo de personas es el mitológico “ave Fénix”, cuyo contenido quiero compartir con vosotr@s y quizá nos facilite entender mejor qué es la resiliencia.

“Se dice que en el Edén originario, debajo del Árbol del Bien y del Mal, floreció un arbusto de rosas. Allí, junto a la primera rosa, nació un pájaro, de bello plumaje y un canto incomparable, y cuyos principios le convirtieron en el único ser que no quiso probar las frutas del Árbol. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, cayó sobre el nido una chispa de la espada de fuego de un Querubín, y el pájaro ardió al instante.
Pero, de las propias llamas, surgió una nueva ave, el Fénix, con un plumaje inigualable, alas de color escarlata y cuerpo dorado. Algunas fábulas lo sitúan posteriormente en Arabia, donde habitaba cerca de un pozo de aguas frescas y se bañaba todos los días entonando una melodía tan bella, que hacía que el Dios Sol detuviera su carro para escucharle.
La inmortalidad, fue el premio a su fidelidad al precepto divino, junto a otras cualidades como el conocimiento, la capacidad curativa de sus lágrimas, o su increíble fuerza. A lo largo sus múltiples vidas, su misión es transmitir el saber que atesora desde su origen al pie del Árbol del Bien y del Mal, y servir de inspiración en sus trabajos a los buscadores del conocimiento, tanto artistas como científicos”.
Fuente: http://www.elavefenix.net/el_ave_fenix.aspx

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