miércoles, 9 de noviembre de 2011

Comunicación no verbal

Quizá los psicólogos no somos los profesionales más cualificados para instruir a los políticos en la comunicación verbal y no verbal, disciplina que entiendo que dominan mucho más los periodistas. Sin embargo, si que conocemos bien la influencia que tienen en la comunicación entre personas y cómo pueden ayudar o perjudicar, sobre todo en situaciones de conflicto.

Está claro que el movimiento del cuerpo y los brazos y manos, así como los gestos de la cara, son muy estudiados por las personas que hablan en público para poder dar énfasis a sus mensajes, para transmitir más allá de las palabras.

En una relación entre dos personas, el contacto visual aporta gran cantidad de información del otro sobre su estado de ánimo, predisposición sobre el tema que se habla, expresión de dudas o temores, y alegrías y esperanzas.

Hay diferentes opiniones al respecto, pero la mayoría de investigadores coinciden que por lo menos el 70% de la transmisión correcta de un mensaje, depende de la comunicación no verbal (CNV).

La CNV también incluye el tono de voz, el volumen, la cadencia, la claridad, la tonalidad, y las diferentes variaciones de la voz, ya que no es la misma cuando estamos contentos que cuando estamos reteniendo las lágrimas. Para ilustrarlo pondré un ejemplo:

El otro dia tenía una cita con un funcionario del INEM, para hablar de cómo optimizar mis recursos para encontrar una fuente de ingresos. O sea, tenía cita con el orientador laboral del INEM de Mollet. Cuando me llamó, ya lo hizo únicamente por mi nombre, cosa que me chocó, porque normalmente dicen toda la "retaila de nombre y apellidos". Pero aquello me gustó porque me hizo sentir más próxima a aquel funcionario (que nadie se asuste ;-). Cuando empezó a hablarme, la posición de su cuerpo, apoyando los codos sobre la mesa, con el tronco ligeramente hacia delante, su tono de voz agradable, pausado pero directo, me hizo confiar rápidamente en que aquella persona (ya no me parecía un funcionario), intentaría aportarme alguna solución. En la conversación sentí que conocía bien su trabajo, que me proponía opciones plausibles, que le interesaba lo que yo le decía, que no me juzgaba, y que estaba dedicándome el tiempo que necesitaba para hacerme las preguntas necesarias para poder ayudarme.
Finalmente no encontramos una solución milagrosa, pero me dió algunas ideas que yo no había tenido en cuenta y me hizo darme cuenta de la importancia de la comunicación no verbal, en todos los ámbitos de la vida. Pero lo más importante es que con su actitud de escucha activa, sus preguntas bien dirigidas y por supuesto con su 70% de influencia de comunicación no verbal, me ha hecho plantearme algunas opciones que me parecían muy remotas o poco efectivas y valorar la opinión que me ha dado.


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