miércoles, 1 de febrero de 2012

Ansiedad...

Cuando mi hijo se despierta por la noche, medio dormida me levanto para tranquilizarlo, y cuando vuelvo a mi cama, de repente, no me puedo dormir, empiezo a dar vueltas en la cama y sin darme cuenta estoy dándole vueltas a mil cosas en mi cabeza. Me doy cuenta de la hora que es y que necesito descansar para poder ir a trabajar al día siguiente. El cansancio, el estrés, el exceso de preocupaciones... de repente, siento que el corazón se me acelera, empiezo a sudar...parece que me falta el aire, siento presión en el pecho...me asusto...sudor frío...no puedo respirar...

Ya han pasado los exámenes de la universidad, voy a clase de estadística, con mis compañeros, de repente siento como me late la sien, oigo mis pulsaciones aceleradas...me desmayo...unos segundos.

Estos y otros, son casos de personas que tienen algún síntoma o más de ansiedad, que puede desembocar en un ataque de pánico.

La ansiedad se asimila con el estrés en mucha literatura profesional, porqué va vinculada a situaciones en las que el organismo se prepara para hacer un sobre esfuerzo o porque mantiene ese sobre esfuerzo durante un tiempo demasiado prolongado.

También tiene que ver con el miedo, una reacción fisiológica que puede proteger nuestra vida en situaciones de riesgo real y que sin embargo, se convierte en una enfermedad o patología cuando esa reacción no es adaptativa a nuestro entorno. O sea, cuando no hay un riesgo real para nuestra vida o la de nuestros hijos, y sin embargo, nuestra reacción ante un estímulo desencadena el miedo, la tensión, la ansiedad, el estrés.

Los hábitos saludables emocionales que nos pueden ayudar a evitar estas reacciones exageradas, se relacionan con realizar una valoración adecuada de los estímulos de nuestro entorno y mantener relaciones saludables con los demás y con nosotros mismos.

Es decir, conocernos a nosotros mismos e intentar conocer a las personas con las que nos relacionamos habitualmente. Las relaciones superficiales tienen su función y debemos ajustar nuestras expectativas a cada tipo de relación. Las relaciones más profundas tienen también su función y suelen requerir más atención y exigencias.

Evitar los círculos obsesivos, en cuanto a pensamientos repetitivos sobre los problemas. Debemos afrontar los problemas de forma positiva y creativa, siendo conscientes que podemos necesitar ayuda en determinados momentos y que tenemos derecho a pedirlo, siempre y cuando sepamos elegir a quien hacerlo.

Aprender a disfrutar de los momentos de ocio, utilizar el humor y saber reirnos de nosotros mismos, ser capaces de desconectar de los problemas y dedicarnos a dar nuestro amor, ayuda y compañía a otros, también nos puede aportar mucho.

¡Practiquemos la tolerancia a la frustración!! En estos tiempos son las mejores abdominales emocionales que podemos hacer!

Podéis medir vuestro nivel de ansiedad en diferentes páginas, entre las que se encuentran http://www.psicoactiva.com/tests/test3.htm o http://www.psicoactiva.com/tests/test3.htm

No hay comentarios:

Publicar un comentario